En enero hizo un año que ya no estás con nosotros… no ha sido un año fácil y menos los últimos meses con la yaya en el hospital. Pero ahora que ya está mejor nos hemos reunido hoy por ti.

Hace un año que escribí estas palabras para despedirme, ya que no lo pude hacer en persona. Las recordare cada día igual que me acuerdo de ti. Gracias por todo lo que me diste. Fuiste y siempre serás el mejor para mí. Te quiero.

«Siempre recordaré las tardes enteras que pasabas jugando conmigo en el terrao, cuando me llevabas al parque o me paseabas por el pueblo como si fuese tu nieta y así me sentía. Eres el abuelo que nunca he tenido…

Ya no podré decirte más: «¡tío castigado! cara a la pared» y sin pensarlo te ibas y te ponías, o cuando te deciamos: «tío choca». Ahora tu sofá estará vacío pero no mi corazón pues en el siempre estarás. 

Mucho has sufrido en esta vida y ahora ya te toca descansar. 

Siempre te recordaré con tu sonrisa cada vez que me veías y como me hacías reír. 

Te quiero».

Besos, Irene.